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"El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen." Santa Teresa de Ávila
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miércoles, 27 de septiembre de 2017

Palabras para mi amor


Un día te arrancarás de mí,
Vas a dejar mi mano,
Ya no querrás mis besos mágicos para curarte las heridas.
Algún día te irás de mi casa. No querrás hacer un avioncito en la espalda o volar en mis brazos.
Algún día te irás de mi casa, no querrás que te haga cosquillas, pero quién sabe, tal vez te reirás el mismo recuerdo de estas cosas.
Algún día te irás de mi casa.
No me vas a llamar mil veces al día “mamá”,
Esperaré tu regreso con ansiedad,
Mis ojos no se van a cerrar hasta que vuelvas a casa.
Me llamarás y me dices que estás bien.
Sonreiré detrás del teléfono mientras seco una lágrima.
Algún día te irás de mi casa.
Ya no querrás mi mano para cruzar la calle.
Un día voy a extrañar tu ser niño pero yo siempre estaré contigo, mi corazón nunca te dejará
Dondequiera que vayas.
Voy a ser como un rayo de sol.
En un día gris no se ve, pero siempre está.


martes, 12 de septiembre de 2017

“Me niego a ser la agenda de mi hija por el Whatsapp”


“¡Me niego a ser la agenda de mi hija por el whatsapp!” dice enfáticamente Noelia López-Cheda, autora del libro No seas la agenda de tus hijos y prepáralos para la vida,  quien señala que “aunque los padres queremos que los niños sepan defenderse en la vida y tengan los recursos para afrontar el fracaso, no les preparamos para ello sino todo lo contrario”. 

Noelia es ingeniera industrial, Coach profesional, consultora en temas de Recursos Humanos, conferencista y Máster de Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato. Esta española apasionada de la educación, considera que los padres deben buscar que los hijos desarrollen ciertas habilidades fundamentales para la vida como son la autonomía, la proactividad y la comunicación; pues de lo contrario, es posible que los hijos sean inseguros, no asuman responsabilidades, dependan de los padres para tomar decisiones y no aprendan a razonar ni tolerar la frustración. 

“Ayudar a nuestros hijos, sí; ser su agenda o suplantarles, no”

Noelia relata la situación que la hizo caer en cuenta que estaba siendo la “agenda de su hija” y que de cierta manera le estaba "viviendo su vida", lo cual la perjudicaba más de lo que la beneficiaba, siendo así un llamado de atención para hacer un cambio rotundo, este es su relato:

“Recuerdo la primera vez que envié y recibí los deberes que se había olvidado Enma por el grupo de whatsapp de las “madres” del cole. “¡Qué maravilla esto!” pensé inocente de mi sin saber entonces que se iba a convertir en un monstruo que me engulliría en una vorágine de mensajes a partir de las 6 de la tarde con listado de tareas unido a mil fotos de los libros, ejercicios… que me saturaban el espacio del teléfono y cuando tenía que hacer una foto me decía: “memoria llena”. 

El día que “vi la luz” lo recuerdo con bastante claridad. Fue así:

– Enma: “mamá se me ha olvidado la hoja de los ejercicios de matemáticas, ¿lo dices en el grupo y que te lo manden?”.

Yo como madre solícita, amantísima y servicial me dispuse a hacerlo mientras dejaba las llaves en la entrada, soltaba el bolso en la silla, me sacaba el teléfono del bolsillo y dejaba la bolsa de la compra en el suelo. ¡”Multitasking” en acción!

Entonces algo me paralizó. Fue algo así como “un bofetón de realidad”. Me quedé mirando el teléfono a la vez que veía varios emails de clientes parpadeando en la pantalla y entonces comprendí.

Pero ¿qué narices estoy haciendo? pensé. Se acabó.

- Enma cariño, no es mi responsabilidad que se te hayan olvidado los deberes, es la tuya, por lo tanto mañana dices a la profesora que no los llevas porque se te olvidaron y que la próxima no se te olvidarán.
- Pero ¡¡¡mamá!!!! ¡¡me pondrá mala nota!!!!!
- No pasa nada, la próxima seguro que ya no te la pone.
- Y ¿por qué no lo pides al grupo con lo fácil que es?
- Pues precisamente porque ese grupo no está para ser el paralelo de tu agenda sino para cosas urgentes del colegio. Tú no debes confiar en que el móvil de tu madre responda a tus olvidos ya que, es tu responsabilidad traer tu agenda con tus ejercicios. Yo tengo mi agenda y no te pido a ti que me recuerdes si tengo que responder a un cliente, si tengo que preparar un material….así que cada uno debe asumir su parte.

Lo entendió perfectamente y ya nunca más me ha pedido nada de eso a pesar de los olvidos que, tengo que decir, son bastante frecuentes”. 

¿Qué estamos consiguiendo con ser agendas o ayudantes particulares en todo momento de nuestros hijos? 

La autora responde a esta pregunta: “Lo de los deberes eternos en casa es otro tema (tengo muchos debates sobre deberes SÍ o deberes NO), voy al tema particular de asumir todo movimiento que hacen nuestros hijos como si fuéramos los ángeles protectores perpetuos tengan la edad que tengan. Lo que conseguimos es básicamente esto y la lista daría para mucho: 

- Niños que no asumen ningún tipo de responsabilidad para su edad.

- Niños que les da miedo hacer cualquier cosa porque tienen nuestros ojos encima por si se equivocan, porque nosotros se lo vamos a hacer mejor.

- Niños que prefieren poner la atención en otras cosas, porque para éstas “ya está mamá”.

- Niños que cuando crezcan solo esperarán instrucciones y órdenes para empezar a actuar. Esto es clave.

Una de las competencias que más trabajo con diferencia en empresas en formaciones y talleres además de ponencias, es la proactividad e iniciativa. Se trabaja también desde la competencia del conocimiento personal, conocimiento de fortalezas y autoconfianza por lo que si no “practicamos” con estas pequeñas cosas desde pequeños, no esperemos que lo hagan de mayores “señores futuros empresarios que van a contratarlos” (sí, los adultos que leéis, ¿qué pedimos en los trabajadores o en nuestros compañeros de trabajo? Esto mismito...)

– No me debo sentir como mala madre si no hago de agenda, me comporto como madre irresponsable si no educo para que mis hijos sean independientes y autónomos, 

– No me debo sentir como mala madre por no sentarme con ella/ellos a hacer los deberes, me comporto como madre irresponsable si no les brindo ayuda o apoyo emocional y de empuje cuando tengan realmente grandes dificultades.

– No me debo sentir como mala madre por no estar supervisando absolutamente todo paso que realice mi hija (el peque en este tema todavía no llega, seamos conscientes de las edades), me comporto como una madre irresponsable si desconozco dónde se mueve y con quién se mueve mi hija, que tiene cierto matiz diferente.

Hay estrategias de sobra para trabajar con ellos a estas edades, venga ánimo, que tenemos que hacer generaciones mejores que la nuestra, es fácil con un poco de reflexión y confianza" concluye la autora.

*Se publica bajo la autorización de Noelia Lopez. Conoce más de la autora en: noelialopez.com

http://lafamilia.info/educacion-de-los-hijos/me-niego-a-ser-la-agenda-de-mi-hija-por-el-whatsapp

viernes, 1 de septiembre de 2017

15 Consejos de los pediatras para no crear pequeños adictos a las pantallas


Las consultas de muchos neuropsicólogos y también de pediatras se están llenando de pequeños adictos a las pantallas, ya sean tabletas, móviles, computadores o televisión. Los efectos pueden pasar de un mal humor constante y conductas violentas a diagnósticos de déficit de atención o hiperactividad. 

Por ello, los pediatras están intentando concienciar a los padres de la importancia de limitar el consumo de estos medios digitales en sus hijos. Esta misma línea sigue Catherine L´Ecuyer, divulgadora de temas de educación y autora de bestseller como Educar en el asombro y Educar en la realidad. Y para ello, analiza en El País algunas de estas recomendaciones:

La Asociación de Pediatría Canadiense ha publicado recientemente sus recomendaciones respecto al consumo de medios digitales en edades tempranas. Se parecen mucho a las recientes de la Academia Americana de Pediatría. Es lógico, ya que los estudios sobre los que se apoyan ambas organizaciones son los mismos.

Las recomendaciones se articulan alrededor de cuatro ideas claves:

Limitar el tiempo de medios digitales para los niños de menos de 5 años
1. Nada de consumo para los niños de menos de 2 años.
2. Menos de una hora al día para los niños de entre 2 y 5 años.
3. Nada de consumo una hora antes de ir a la cama.
4. Nada de consumo pasivo de pantalla en los parvularios (o sea, nada de películas comerciales).
5. Concretar tiempos libres de pantalla durante las comidas y durante el tiempo de lectura.

Atenuar los riesgos asociados con el consumo de medios digitales
6. Controlar el contenido y estar, en la medida de lo posible, con el niño mientras consume pantalla.
7. Dar prioridad a contenidos educativos y adaptados a la edad de cada niño.
8. Adoptar estrategias educativas para la autorregulación, la calma y el establecimiento de límites.
9. Tener un plan (no improvisar) respecto al uso de las pantallas en el hogar.

Estar atento a la utilización de las pantallas
10. Ayudar a los niños a reconocer y cuestionar los mensajes publicitarios, los estereotipos y otros contenidos problemáticos.
11. Recordar que demasiado tiempo dedicado a las pantallas deriva en oportunidades pérdidas de aprendizaje (los niños no aprenden a través de la pantalla en esas edades).
12. Recordar que ningún estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia.

Los adultos deberían dar el ejemplo con un buen uso de las pantallas
13. Sustituir el tiempo de pantalla por actividades sanas, como la lectura, el juego exterior y las actividades creativas.
14. Apagar los dispositivos en casa durante los momentos en familia.
15. Apagar las pantallas mientras no se usan, evitar dejar la televisión “siempre puesta”.

En 2006 y en 2011, la Academia Americana de Pediatría ya había hecho recomendaciones parecidas, pero estaban basadas principalmente en investigaciones sobre el consumo de la televisión, ya que no había aún conjuntos de estudios concluyentes sobre el efecto de la tableta o del smartphone en la mente infantil. Este vacío temporal dio mucho que hablar. Dimitri Christakis, uno de los principales expertos mundiales en el efecto pantalla —y sobre cuyos estudios se basó la Academia Americana de Pediatría para emitir sus recomendaciones de 2006 y 2011—, se preguntó públicamente en 2014 si esas recomendaciones se aplicaban también a la tableta, dada su peculiar interactividad.

Su pregunta —que no se apoyaba en estudios, sino en su intuición personal— sembró la duda, y provocó la publicación de cientos de artículos en Internet que la interpretaban como una bendición de la tableta en el ámbito educativo. El argumento era que quizá no es lo mismo estar pasivamente sentado ante un televisor que estar jugando con la tableta. Los estudios no confirmaron su hipótesis. Hoy sabemos que los estudios no marcan diferencias sustanciales para esos dos medios antes de los 5 años, ya que el efecto pantalla tiene más inconvenientes que beneficios para esa franja de edad.

El consumo de pantalla por encima de lo recomendado por las principales asociaciones pediátricas en el mundo puede contribuir a un déficit de aprendizaje, a una pérdida de oportunidades de relaciones interpersonales, a la impulsividad, a la inatención, a la disminución del vocabulario, a problemas de adicción y de lenguaje. Y el etcétera es largo. La lógica es que la atención que un niño presta ante una tableta no es una atención sostenida, sino una atención artificial, mantenida por estímulos externos frecuentes e intermitentes. Quien lleva la rienda ante una tableta no es el niño, sino la aplicación del dispositivo, programada para enganchar al usuario.

En definitiva, hoy sabemos que los niños no aprenden a través de una pantalla, sino mediante la experiencia con lo real y a través de sus relaciones interpersonales con una persona sensible. Y los dispositivos, por muy sofisticados que sean sus algoritmos, carecen de esa sensibilidad. Porque la sensibilidad es profundamente humana.

La importancia de que los niños toquen, huelan, oigan y vean

El cerebro humano está hecho para aprender en clave de realidad y los hechos nos indican que los niños aprenden a través de experiencias sensoriales concretas que no solamente les permiten comprender el mundo, sino también comprenderse a sí mismos. Todo lo que los niños tocan, huelen, oyen, ven y sienten deja una huella en su mente, en su alma, a través de la construcción de su memoria biográfica que pasa a formar parte de su sentido de identidad. En definitiva, los niños aprenden en contacto con la realidad, no con un bombardeo de estímulos tecnológicos perfectamente diseñados. Tocar la tierra húmeda o mordisquear y oler una fruta deja una huella en ellos que ninguna tecnología puede igualar.

Y eso de que perderán “el tren” u “oportunidades laborales” por no saber usar una tableta... Pues quizá ya es tiempo de que borremos esas arcaicas ideas de nuestras acomplejadas mentes de inmigrantes digitales. La tecnología está programada para la obsolescencia, como es lógico. Es ley de mercado. No nos engañemos, si nuestro hijo o nuestra hija aprende sin ayuda a manejar un smartphone en cinco minutos, no es porque nació nativo digital y por lo tanto sumamente inteligente, es porque los ingenieros que conciben y diseñan esos dispositivos son inteligentes inmigrantes digitales. Steve Jobs lo sabía porque los contrataba él, quizá por eso no dejaba a sus hijos usar el IPad. Y quizás por eso altos directivos de empresas tecnológicas de Silicon Valley mandan a sus hijos a una escuela que no usa pantallas.

La tecnología es útil y maravillosa en mentes preparadas para usarlas, no en mentes inmaduras que todavía no tienen capacidad de autocontrol, templanza, fortaleza y sentido de la intimidad. En un mundo con más pantallas que ventanas, la mejor preparación para el mundo digital siempre será la que ocurre en el mundo en tres dimensiones, en el mundo real.

*Por Catherine L’Ecuyer. Su blog: www.catherinelecuyer.com 



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